Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Samuel 1, 3-24

3 Este hombre subía de año en año desde su ciudad para adorar y
ofrecer sacrificios a Yahveh Sebaot en Silo, donde estaban Jofní y Pinjás,
los dos hijos de Elí, sacerdotes de Yahveh.

4 El día en que Elcaná sacrificaba, daba sendas porciones a su mujer
Peninná y a cada uno de sus hijos e hijas,

5 pero a Ana le daba solamente una porción, pues aunque era su
preferida, Yahveh había cerrado su seno.

6 Su rival la zahería y vejaba de continuo, porque Yahveh la había
hecho estéril.

7 Así sucedía año tras año; cuando subían al templo de Yahveh la
mortificaba. Ana lloraba de continuo y no quería comer.

8 Elcaná su marido le decía: «Ana, ¿por qué lloras y no comes? ¿Por
qué estás triste? ¿Es que no soy para ti mejor que diez hijos?»

9 Pero después que hubieron comido en la habitación, se levantó Ana
y se puso ante Yahveh. - El sacerdote Elí estaba sentado en su silla, contra
la jamba de la puerta del santuario de Yahveh.

10 Estaba ella llena de amargura y oró a Yahveh llorando sin
consuelo,

11 e hizo este voto: «¡Oh Yahveh Sebaot! Si te dignas mirar la
aflicción de tu sierva y acordarte de mí, no olvidarte de tu sierva y darle un
hijo varón, yo lo entregaré a Yahveh por todos los días de su vida
y la
navaja no tocará su cabeza.»

12 Como ella prolongase su oración ante Yahveh, Elí observaba sus
labios.


13 Ana oraba para sí; se movían sus labios, pero no se oía su voz, y
Elí creyó que estaba ebria,

14 y le dijo: «¿Hasta cuándo va a durar tu embriaguez? ¡Echa el vino
que llevas!»

15 Pero Ana le respondió: «No, señor; soy una mujer acongojada; no
he bebido vino ni cosa embriagante, sino que desahogo mi alma ante
Yahveh.

16 No juzgues a tu sierva como una mala mujer; hasta ahora sólo por
pena y pesadumbre he hablado.»

17 Elí le respondió: «Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda lo
que le has pedido.»

18 Ella dijo: «Que tu sierva halle gracia a tus ojos.» Se fue la mujer
por su camino, comió y no pareció ya la misma.

19 Se levantaron de mañana y, después de haberse postrado ante
Yahveh, regresaron, volviendo a su casa, en Ramá. Elcaná se unió a
su
mujer Ana y Yahveh se acordó de ella.

20 Concibió Ana y llegado el tiempo dio a luz un niño a quien llamó
Samuel, «porque, dijo, se lo he pedido a Yahveh».

21 Subió el marido Elcaná con toda su familia, para ofrecer a Yahveh
el sacrificio anual y cumplir su voto,

22 pero Ana no subió, porque dijo a su marido: «Cuando el niño haya
sido destetado, entonces le llevaré, será presentado a Yahveh y se quedará
allí para siempre.»

23 Elcaná, su marido, le respondió: «Haz lo que mejor te parezca, y
quédate hasta que lo destetes; así Yahveh cumpla su palabra.» Se
quedó,
pues, la mujer y amamantó a su hijo hasta su destete.

24 Cuando lo hubo destetado, lo subió consigo, llevando además un
novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, e hizo entrar
en la casa de Yahveh, en Silo, al niño todavía muy pequeño.